El Gobierno sustituye la comisión única por un sistema de tres tramos con sendos tipos máximos: del 0,85% en los fondos de renta fija, del 1,3% en los de renta mixta y del 1,5% en el resto (renta variable y garantizados), el porcentaje tope que hasta ahora se aplicaba a todos estos productos de ahorro.
Los planes de pensiones conforman un instrumento de ahorro privado que permite complementar la paga de jubilación. Aunque tienen evidentes ventajas, entre otras los beneficios fiscales que implican, también entrañan ciertos inconvenientes. De las cuales conviene prestar especial atención a las comisiones en los planes de pensiones.
Todo producto financiero lleva aparejada una serie de comisiones. Esta es una de las máximas bancarias que nunca debemos perder de vista. En el caso de los planes y fondos de pensiones, la legislación limita las comisiones máximas que se pueden cobrar en este tipo de vehículos. A partir de ahí, cada fondo puede cobrar la comisión que más le convenga, pero esta nunca podrá superar la máxima que establece la ley.
Las comisiones máximas en los planes de pensiones
En los últimos años, con el objetivo de potenciar este instrumento de ahorro, los responsables políticos han aprobado distintas rebajas en las comisiones de los planes de pensiones. La penúltima fue en 2014, al pasar la tasa del 2 al 1,5% para todos estos productos financieros.
Tres comisiones máximas diferentes para los planes de pensiones
El siguiente paso es dejar atrás el sistema de comisión máxima única. Así, a partir de hoy, 10 de abril de 2018, entra en vigor el decreto del Gobierno que establece tres tramos con sendos tipos máximos, aunque se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 9 de febrero. De esta manera, la comisión máxima para los fondos de renta fija es del 0,85%; para los de renta mixta, del 1,3%; y para el resto (renta variable y garantizados), del 1,5%, que era el porcentaje tope que hasta ahora se aplicaba a todos estos productos de ahorro.
Más allá de este recorte, cabe recordar que la ley permite a los planes de pensiones cargar dos tipos de comisiones, de gestión y de depósito.
La comisión de gestión en los planes de pensiones
Las entidades gestoras reciben una comisión de gestión por el desempeño de sus funciones, tal y como haría un fontanero o un electricista por hacer su trabajo, sólo que en este caso no se trata de una cuantía fija por reparación, sino que incluyen un porcentaje de la cantidad gestionada por gestionar el dinero.
La comisión máxima de gestión es del 1,5% del patrimonio anual del fondo de pensiones -del valor de las cuentas de posición-. Para entenderlo mejor, si tenemos invertidos 20.000 euros en un fondo y pagamos la comisión máxima destinaremos 300 euros cada año sólo al pago de comisiones, independientemente de lo que haga el fondo.
Comisión de depósito en los planes de pensiones
Por su parte, la comisión de depósito es la que cobra la entidad depositaria por los servicios que ofrece. Y es que una cosa es quién gestiona el plan y otra diferente la entidad en la que está depositada el dinero del fondo de pensiones, que es la que cobra esta comisión. Ambas podrán ser la misma entidad, pero no siempre tienen por qué coincidir.
La comisión de depósito máxima no podrá superar el 0,25%.
Estas son las comisiones máximas que cada plan puede aplicar, pero después las propias entidades pueden reducirlas en función de sus intereses. Esto es precisamente lo que hace, entre otras cosas, que pueda hacer varios planes que comercialicen un mismo fondo de pensiones y que ofrezcan rentabilidad diferente.
Cómo se aplican las comisiones en los planes de pensiones
Como en todo producto financiero, con los planes de pensiones también es importante analizar las comisiones que la entidad piensa cargar pero ¿hasta qué punto son críticas?
Para averiguarlo lo primero será entender cómo se aplican las comisiones y el impacto real sobre el dinero que tenemos en el plan. El porcentaje que carga el banco se aplica sobre el total del dinero invertido, no sobre las ganancias. Dicho de otra forma, gane o pierda el plan de pensiones, la gestora seguirá cobrando, como por ejemplo ocurre cuando inviertes en bolsa: a tu bróker poco le importará que ganes o pierdas, porque él cobrará igual.
La primera consecuencia de esta operativa es que el dinero que pagas en comisiones aumentará conforme se va incrementando el capital del plan y, por lo tanto, si la gestora lo hace bien, cada año cobrará una comisión mayor -en dinero, que no en porcentaje, ya que este seguirá limitado por ley-.
Esto es así porque, a efectos prácticos, no es lo mismo gestionar una cartera de 10.000 euros que una de 100.000 euros. Y es que, para empezar, la forma en la que deben darse las órdenes de compra en el caso de acciones, por ejemplo, varía. En términos generales, cuanto más dinero, más complicada es la gestión, aunque, por el contrario, mayores son las opciones de diversificación, por ejemplo.
Para el ahorrador, el hecho de que las comisiones en los planes de pensiones se cobren sobre el capital tiene un claro efecto negativo, que hace que buena parte del beneficio se pierda para pagar al banco. Tanto es así, que podría darse el caso de que estas comisiones llegasen a ‘comerse’ todo el beneficio generado.
La rentabilidad de los planes de pensiones
De hecho, si tenemos en cuenta la limitada rentabilidad de los planes de pensiones frente a otros productos de ahorro como los fondos de inversión, parece todavía más importante fijarse en las comisiones que cobrará el plan de pensiones antes de tomar una decisión.
Hay que recordar que los planes de pensiones están obligados a informar a los partícipes de las comisiones que cobran en cada momento, aunque ésta no es la única información que deben suministrar: aquí te contamos el resto.
También puede interesarte:
Alternativas a los planes de pensiones
Cómo tributan los planes de pensiones
Consejos para quienes quieran contratar un plan de pensiones
Imagen inferior – Kinga en Shutterstock