Ya hemos centrado en el segundo semestre de 2021. Todavía faltan meses para que empiece la locura de las promociones para los traspasos de planes de pensiones o las últimas aportaciones del año. Esto, generalmente, suele ocurrir en el mes de noviembre y sobre todo en el mes de diciembre. Pero, puede ser un buen momento aprovechar el verano, para reflexionar si realmente te interesa suscribir o seguir aportando a tu plan de pensiones o, si no tienes aún, aportar a un seguro de un seguro de ahorro.
No nos vamos a detener en este artículo entre las diferencias de uno y otro producto, ya tenemos artículos en los que nos centramos en que es mejor si un seguro de ahorro un plan de pensiones, lo que haremos es enfocarnos al día de hoy. Un momento complejo, post pandemia, en el que algunas incertidumbres económicas sobre el futuro también afectan a los productos de ahorro.
La reducción de las aportaciones a los planes de pensiones
Y el primer factor que debemos tener en cuenta es la reducción de las aportaciones a los planes de pensiones. Esta reducción, legislada y aprobada por el gobierno español, hace un recorte drástico a la aportación máxima que el partícipe podía realizar sobre un plan de pensiones individual anualmente. Hasta los 2000 €.
La lectura de esta reducción ha tenido análisis diversos, pero, probablemente, el principal es la necesidad o deseo de fomentar los planes de pensiones de empleo por encima de los planes de pensiones individuales. Y también, porque no, esa sospecha que planea desde hace años sobre los planes de pensiones como modelo de ahorro a largo plazo si no fracasado, tampoco de gran éxito.
Sin embargo, en contraposición, si me pasa por la rentabilidad media histórica de los seguros de ahorro, nos encontramos, probablemente, con la sorpresa de un producto que ha ido evolucionando y ofreciendo nuevas herramientas no tan conocidas por el usuario medio.
La rentabilidad media en 2020 de los planes de pensiones garantizados, frente a productos como los seguros de ahorro garantizados o los fondos de inversión garantizados, no tiene comparación. Cualquiera de estos dos últimos instrumentos ha sido más rentable, y, la única justificación posible podía descansar en la fiscalidad del producto que, difícilmente, compensaría la diferencia de rentabilidad entre uno y otro.
¿Qué es más interesante?
Hay una sensación generalizada en la mayoría de los analistas de productos de ahorro sobre la no necesidad en este momento de comprometer nuestro ahorro en proyectos a muy largo plazo. El mercado está cambiando, y la recuperación post pandemia no está claro que carácter tomará, si en V o en L o incluso en un proceso de transición más largo del esperado. En este contexto elementos como la inflación, la modificación de los tipos de interés, y el aumento de los precios y el consumo, van a influir sin ninguna duda sobre los productos financieros. Por ello, el compromiso a largo plazo que supone, por ejemplo, un plan de pensiones, puede no resultar excesivamente atractivo debido a la falta de liquidez que el producto va a suponer, frente a la liquidez que un seguro de ahorro, en un momento determinado si puede aportar dependiendo del producto elegido.