Vaya por delante que el concepto de dar la paga es un hábito muy extendido en nuestro país, y no tanto en otros países vecinos. Sin embargo, por la tradición que la asignación a los hijos tiene es importante detenerse un poco en valorar para que puede servir realmente.
Y no, obviamente no estamos diciendo que los niños deban comenzar a ahorrar para la jubilación, pero si, que dar la paga se tiene que convertir en algo más que una especie de subsidio gratuito de los padres hacia los hijos, y, con preferencia, se debería convertir en una herramienta de aprendizaje financiero y de hábito de ahorro.
Por qué y cuándo dar la paga a los hijos
No todos los especialistas se ponen de acuerdo a este respecto. Hay quien afirma que es bueno comenzar a dar una pequeña asignación semanal a los niños a partir de que entran en contacto con las primeras nociones matemáticas, esto sería aproximadamente a partir de los siete años.
Sin embargo, a efectos prácticos de educación financiera y hábito de ahorro, realmente es aproximadamente a partir de los 12 años cuando se puede empezar a introducir en el hecho de la asignación otros valores y herramientas positivas.
La cantidad de la asignación dependerá de elementos objetivos como las finanzas familiares, el número de hermanos, y los objetivos que se deseen cumplir con la asignación. Generalmente, la recomendación dice que la asignación debe ser semanal hasta los 16 años, y que, a partir de los 16 años puede ser mensual, lo cual concede otro elemento interesante de aprendizaje.
Por qué es una buena herramienta para aprender finanzas y ahorro
La asignación a los hijos puede ser una buena herramienta de aprendizaje financiero y ahorro, pero, también puede ser todo lo contrario. Cuando a la asignación no se le concede un acompañamiento de consejos y herramientas financieras, probablemente acabe convirtiéndose en una fuente de ingresos a la que no se concede valor más que el monetario, negando, por ejemplo, el valor del esfuerzo para conseguir el dinero.
No es recomendable vincular la consecución de una asignación a las tareas compartidas y comunes que deberían realizarse desde la solidaridad de la familia. Sin embargo, si puede ser interesante vincular la asignación otro tipo de tareas, objetivos o acciones. Esta vinculación lo que genera es una sensación de esfuerzo y de recompensa, algo fundamental para desenvolverse en el mundo laboral y profesional en el futuro, y para entender las finanzas como son en realidad.
Por otro lado, además de lo anterior es importante el fomento del ahorro. El fomento del ahorro puede ser tal vez más sencillo de empezar a inculcar que los conceptos financieros citados anteriormente. Es tan básico como utilizar algún deseo material del niño para que enfoque una parte de su asignación a su consecución. Por ejemplo, si desea adquirir un producto determinado, sugerirle que ahorre el importe equivalente a la mitad de este producto (o del total). De lo que se trata en esta fase de la vida es de introducir el hábito del ahorro por objetivo. Aún es demasiado pronto para intentar introducir el concepto de ahorro y beneficio del ahorro en abstracto.