Con los planes de pensiones ocurre un fenómeno cuando menos curioso que afortunadamente no sucede en la mayoría de los productos financieros. Nos referimos al enorme porcentaje de usuarios que desconocen las características principales de los planes que tienen contratados. Desconocimiento que alcanza por supuesto a la rentabilidad y que puede incluso están en el origen de un producto que acabe perdiendo dinero.
Es en este punto más de un poseedor de planes de pensiones se habrá detenido en la lectura y pensado que el tema no iba con él, ya que, su plan de pensiones es un producto garantizado, o un producto muy sólido y estable basado en renta fija. Pues puede estar equivocado, aunque es una discusión relativa estos productos también pueden hacernos perder dinero, o como poco privarnos de la posibilidad de ganarlo.
PIB por comunidades autónomas
No todo es lo que parece
Es cierto que un producto garantizado da la sensación general de no aportar pérdidas; comprometemos un capital que se nos devuelve integro y al que sumar un rendimiento garantizado que también se nos devuelve a la hora del rescate del plan.
Hasta ahí todo correcto, es cierto que a priori no hemos perdido dinero. Sin embargo detengámonos un momento a contemplar un escenario nada difícil de darse; el crecimiento de la inflación.
Para este año 2014 la previsión generalizada apunta a un incremento del inflación, y un aumento del coste de la vida en general y a una subida del IPC. Todos estos datos son manejados por los grandes gestores e inversores como una señal de alarma en dirección a la inversión en renta variable como espacio en el que obtener rentabilidades positivas, algo que ya ocurrió al final del pasado año y que parece va a ser la tónica de este año 2014.
Pero ¿que rentabilidad tiene que tener mi plan?
Supongamos, como indicábamos, que al cierre del ejercicio la inflación ha subido, comparemos el rendimiento de nuestro producto garantizado (más los gastos que genere) con la inflación ¿batimos este dato o no?
No batir la inflación es una manera indirecta de perder dinero, es decir no va a repercutir efectivamente sobre nuestro valor garantizado ni sobre nuestra aportación de capital, pero nuestra rentabilidad pierde valor frente al coste real de la vida.
Por tanto la respuesta más rápida la pregunta que plantea el título de este artículo sería simple; nuestro plan de pensiones debería aportar una rentabilidad que supere la inflación más la suma de gastos del producto genere, a partir del punto de igualdad entre ambos porcentajes es cuando podemos considerar el beneficio.