Aunque en ocasiones se usan como sinónimos, los planes de pensiones y los planes de jubilación son dos productos financieros diferentes, con un funcionamiento y, sobre todo, una fiscalidad distintos.
Que el futuro de las pensiones públicas está en entredicho no es ningún secreto. Así, la jubilación, que, en teoría, debe ser un paso hacia la seguridad y la estabilidad financiera no se presenta tan clara como años atrás, siendo las pensiones una de las preocupaciones más importantes y crecientes para la sociedad actual. En este contexto, el ahorro privado cobra especial relevancia. Dos de sus principales herramientas son los planes de pensiones y los planes de jubilación.
Sin embargo, aunque coinciden en ser vehículos de ahorro privado, y hasta a veces se confunden, un plan de pensiones y un plan de jubilación son dos productos financieros diferentes, con un funcionamiento y, especialmente, una fiscalidad distinta.
Las pensiones públicas de jubilación
Antes de entrar en materia sobre las diferencias entre planes de pensiones y planes de jubilación, conviene contextualizar el estado actual de la jubilación. En ese ámbito, el primer protagonista es la prestación por retiro de la vida laboral, que gestiona y paga el sistema público de pensiones, que tiene como objetivo compensar el recorte de ingresos que sufre un profesional cuando, llegada la edad de jubilación establecida, deja de trabajar.
La pensión de jubilación puede beneficiar tanto a empleados como a autónomos, a pesar de que hay ciertas diferencias en su aplicación a cada cual. La jubilación no sólo es para cuando termine vida laboral del trabajador, sino que también es posible pactar una reducción de la jornada de trabajo y del salario entre empresa y trabajador.
La ‘hucha de las pensiones’, en mínimos
En ese sentido, es clave el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, nombre técnico de la ‘hucha de las pensiones’, que guarda el dinero que el sistema ha ido acumulando desde el año 2000 para asegurar la viabilidad del mismo. Pues bien, su acumulado ha pasado de 67.000 a 8.000 millones en siete años debido a las disposiciones de capital realizadas por el Gobierno.
La subida anual de la pensión pública
El incremento mínimo legal que cada año deben registrar las pensiones públicas es del 0,25%. Ésa es la subida aprobada para 2018, porcentaje mínimo que, además, lleva aplicándose durante los últimos cuatro años.
El ahorro privado frente a la jubilación
Ante tal panorama, como ya se ha destacado, el ahorro privado es la opción más recurrente para complementar la pensión pública. ¿Por qué? Porque ahora mismo, tengas la edad que tengas, te quede mucho o poco para jubilarte, las garantías de que vayas a recibir una paga del Estado suficiente, no ya para mantener tu calidad de vida, sino para llevar una existencia sin apuros, son menores que hace unos años.
¿Qué es un plan de pensiones?
Los planes de pensiones son los vehículos de inversión privada más conocidos. Se trata de un producto de ahorro a largo plazo en el que el partícipe realiza aportaciones periódicas para que el plan -en realidad el fondo- invierta el dinero en busca de obtener una rentabilidad. Eso sí, sabiendo que no podrá recuperar ese capital salvo en determinados casos, que veremos más adelante. Esa falta de liquidez es una de las claves de los planes de pensiones, aunque las últimas modificaciones anunciadas por el Gobierno ha modificado las posibilidades.
¿Qué es un plan de jubilación?
El plan de jubilación es algo diferente. Estamos hablando de un seguro que cubre determinadas contingencias, como la de jubilación y en el que el partícipe realiza aportaciones y que podrá recuperar cuando desee con diferentes beneficios fiscales en función del tiempo de permanencia. Eso sí, no obtendrá ventajas tributarias por el dinero que invierta.
De forma resumida, los planes de pensiones son un producto financiero y los planes de jubilación son seguros que cubren determinados supuestos.
Ventajas y desventajas de los planes de pensiones
Los dos productos tienen pros y contras, que analizaremos a continuación. En primer lugar, cuándo y en qué supuestos puede retirarse el dinero invertido. En los planes de pensiones puede hacerse en los siguientes casos:
- Al jubilarse, que es la manera más sencilla y habitual de recuperar el dinero.
- Fallecimiento. El capital irá a parar a las personas que haya designado el partícipe como beneficiarios o, en su defecto, a los herederos legales.
- Por incapacidad laboral total y permanente, que deberá estar certificada por la Seguridad Social.
- Por enfermedad grave. Previa garantía documental también de la Seguridad Social, debe demostrarse la incapacidad para trabajar durante un periodo continuado mínimo de tres meses y que requiera intervención clínica de cirugía mayor o cualquier otra lesión o sus secuelas permanentes que limiten la capacidad laboral.
- Paro de larga duración, es decir, más de doce meses en desempleo y sin contar con acceso a ninguna pensión contributiva.
- Para evitar el desahucio, acreditando que no se disponen de otros bienes o rentas para pagar la deuda contraída.
- Pasados diez años desde la primera aportación: desde 2015 también pueden recuperarse los derechos consolidados del plan al cabo de diez años, aunque sólo la parte correspondiente a lo aportado ese ejercicio. Así, en 2025 podrá rescatarse el dinero invertido en 2015 y en 2016, el de 2026.
Si no puedes acreditar alguna de estas situaciones, no podrás disponer del ahorro.
Asimismo, el plan de pensiones tiene un doble vertiente que puede verse como ventaja o desventaja: cuenta con mayor rentabilidad potencial, pero, al mismo tiempo, puede implicar mayor riesgo en función del tipo de plan.
Ventajas y desventajas de los planes de jubilación
Por su parte, los planes de jubilación pueden rescatarse en el momento que el ahorrador desee en función de las condiciones previamente acordadas. No obstante, ten en cuenta que puede que te carguen alguna penalización por ejecutar esa maniobra fuera de plazo.
Además, respecto al plan de pensiones, el plan de jubilación tiene un perfil más conservador. Ello se debe a que este instrumento financiero ofrece una rentabilidad mínima que el inversor conoce desde el principio.
Fiscalidad de los planes de pensiones
Una de las grandes ventajas de los planes de pensiones es su fiscalidad en el momento de las aportaciones, que resulta favorable. Dicho de otra forma, podrás minorar en la declaración de la renta por las aportaciones sobre un máximo de 8.000 euros o un 30% de la base imponible para menores de 50 años y del 50% para mayores de 50 años.
La mala noticia en cuanto a la tributación de los planes de pensiones se da en el momento del rescate. Al hacerlo, el capital que se obtiene es considerado por Hacienda como rendimientos de trabajo y, por tanto, estará sujeto a las tablas del impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF).
Fiscalidad de los planes de jubilación
Finalmente, una de las grandes pegas de los planes de jubilación es que las aportaciones no cuentan con incentivo fiscal. Eso sí, la fiscalidad es más favorable en el momento del rescate, sobre todo si lo recibes como renta vitalicia.
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