Cada vez existe de manera más profunda el convencimiento entre el usuario medio de la necesidad de configurar un capital adicional a la futura pensión de jubilación. Sin embargo, no siempre el usuario tiene claro a través de qué caminos reunir este capital, y puede surgir la dicotomía entre ahorro e inversión como si fueran elementos contrapuestos.
La imagen inicial, sobre todo debido a productos como los planes de pensiones, es que la figura del ahorro como concepto tradicional es la más indicada a la hora de plantearse construir un capital para el futuro. Sin embargo, como veremos, esto no es necesariamente así.
Cuando ahorrar y cuándo invertir
Hay que tener en cuenta que, ahorro e inversión, no son figuras incompatibles. De hecho, como veremos, pueden ser herramientas que bien utilizadas, se complementan y pueden ayudar a crear este colchón futuro de complementación de la pensión de jubilación.
En general se da por sentado que entendemos inversión como asunción de riesgo y ahorro como búsqueda de herramientas de menos riesgo para el usuario.
En este contexto, definir cuando ahorrar y cuándo invertir para la jubilación es relativamente sencillo:
- La inversión se realiza fundamentalmente cuando la distancia con la jubilación aún es larga, posibilitando aprovechar el interés compuesto, para crear un capital amplio, que, con el tiempo disponible, permita absorber incluso errores, fallos o pérdidas.
- El ahorro garantizado se aplica cuando el periodo de jubilación ya se acerca y el usuario no desea asumir riesgo sobre el capital que posee, dicho de otro modo, desea consolidar el ahorro.
No hay realmente un periodo de tiempo concreto en el cual se deba tomar una u otra decisión, de hecho, probablemente en la zona intermedia (edad adulta) del usuario lo más inteligente sea combinar una parte de ahorro garantizado con una parte de asunción de riesgo busca de mayor rentabilidad.
En lo que la mayoría de analistas se ponen de acuerdo es que hay que comenzar ahorrar para la jubilación cuanto antes, cuánto más jóvenes, más nivel de riesgo a largo plazo puedes asumir, cuánto más tarde comienzas ahorrar asumir nivel de riesgo será más complejo.
Por ejemplo, una persona de 25 años que comienza su andadura profesional y que aún tiene una distancia superior a los 42 años para jubilarse, puede comenzar sin ningún problema a colocar su dinero en productos de inversión buscando niveles de rentabilidad elevados.
Sin embargo, una persona de 50 años, que nunca ha ahorrado previamente, no tiene el mismo margen de maniobra y deberá equilibrar de manera mucho más radical los niveles de riesgo y los niveles de garantía ya que, perder dinero con tan poco margen de maniobra puede entorpecer la búsqueda del capital necesario para complementar la pensión.