Es probable que no te lo creas, pero más allá de perseguir a todas esas empresas que no pagan impuestos en España o a aquellas personas que tienen cuentas en paraísos fiscales, la Seguridad Social española está apretando las tuercas a las personas de nuestra cultura. En resumen y como contaba hace unas semanas El Español, para la Seguridad Social, el creador mayor de 65 años que tenga pensión de jubilación y cobre por sus derechos de autor es un estafador. Ni más ni menos. Es decir que cuando un escritor, por ejemplo, se jubile tiene que cobrar la pensión o sus derechos de autor adquiridos durante su carrera. No puede hacer ambas cosas. Esto hace que estas personas estén condenadas a dejar de crear y no puedan, por ejemplo, dar conferencias, sino quieren tener que renunciar a su pensión o verse perseguido por la Seguridad Social.
Esta situación ha sido creada por la reforma de las pensiones que el Gobierno ejecutó a partir del 1 de enero de 2013 y la curiosidad es que dos ministerios se cruzan el fuego con artistas, músicos, escritores por medio. Por un lado, Hacienda quiere que mantengan su actividad (premios, conferencias, artículos, talleres y derechos de autor) para ingresar impuestos; Empleo quiere que dejen de cobrar su pensión o la mitad si se decantan por la jubilación anticipada. Según este ministerio es incompatible cobrar una pensión e ingresar por una actividad que supere el salario mínimo interprofesional, es decir, 9.000 euros. Antes, desde 1998 la pensión y los derechos de autor eran compatibles, pero desde hace dos años el Gobierno decretó la incompatibilidad. Si lo declarado por derechos de autor es mayor que los 9.000 euros eres un defraudador.
Explica El Español que según el Ministerio de Empleo es incompatible cobrar el 100% de la pensión e ingresar por una actividad que supera el salario mínimo interprofesional, 9.000 euros. La curiosidad va más allá, ya que los herederos sí pueden beneficiarse de derechos generados por las creaciones de sus antepasados y, al tiempo, cobrar el 100% de su jubilación. En vida, los creadores sólo podrán disfrutar de sus derechos cuando estén en activo y más absurdo todavía. Si una vez jubilado reciben un premio por una obra deberán decidir si aceptan el premio y renuncian a la pensión o al revés.
Según este periódico en internet, los casos no han dejado de crecer en medio año y ahora mismo 12 escritores, entre ellos Javier Reverte o Eduardo Mendoza pleitean para defender sus derechos. Empleo actúa de la siguiente manera contra estos “defraudadores”: se ponen en contacto con ellos y les reclama cuatro años de pensión.
El sector cultural apunta serias consecuencias de esta medida que no discrimina entre la naturaleza laboral de los derechos de autor: un daño «de proporciones incalculables al desarrollo intelectual de nuestro país impidiendo que nuestros autores puedan seguir aportando en una etapa de su vida en la que el grado de madurez, experiencia y sabiduría puede ser volcado en mejorar una sociedad cada vez más necesitada de peso intelectual», explica Manuel Rico, presidente de la Asociación Colegial de Escritores. Y es que la mayoría de los acusados cotizaron por sus oficios, no como escritores. El 90% de los escritores no gana más de 20.000 euros en derechos de autor.
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