No hay duda sobre que los planes de pensiones constituyen un producto muy eficiente para canalizar el ahorro de nuestra jubilación, pero últimamente existieron algunos factores que no lo beneficiaron demasiado.
Por un lado tenemos las altas comisiones que cobran algunos fondos, la falta de atención que las entidades depositan en estos productos de ahorro a largo plazo, sumado a que la reforma fiscal que entró en vigor en 2007 suprimió los incentivos de cara a Hacienda de los planes.
Las gestoras aseguran que aunque las aportaciones a los planes de pensiones han aumentado respecto al mismo trimestre del año anterior, los planes se vieron debilitados tras la última reforma fiscal, por lo cual insisten en pedir reformas que faciliten que este producto de ahorro recobre fuerza.
Según algunos expertos, en los planes de pensiones del sistema individual sería bueno aplicar la antigua reducción del 40% para el cobro en forma de renta, además de permitir mayores aportaciones a las personas menores de 55 años, así como que se eliminase el límite conjunto para planes de pensiones individuales y de empresa.
En general, la mayoría opina que el plan de pensiones es un producto de éxito, muy válido para fomentar el ahorro a largo plazo. Según afirmo el presidente de INVERCO, se estima que básicamente el problema ahora es coyuntural, ya que el error está en los partícipes que se obsesionan con la rentabilidad a corto plazo, ha habido años en los que los planes de Bolsa han ganado más de un 40% en sólo un ejercicio.
Por ultimo, hay quienes sugieren incentivar potentemente el cobro de los planes y los planes de previsión asegurados en forma de renta vitalicia, es decir, lo que se propone es una exención total de los rendimientos, tal como ocurre con los planes individuales de ahorro sistemático. Actualmente, los contribuyentes no deben pagar impuestos por los rendimientos generados con estos últimos siempre y cuando hayan mantenido su ahorro al menos durante diez años.