Cuando empresa y trabajador alcanzan un acuerdo para el retiro de éste antes de la edad legalmente estipulada se trata de una prejubilación, que es distinta de la jubilación anticipada. Te contamos en qué consiste, cómo funciona y quién puede acceder a la primera.
La paga de jubilación del sistema público de pensiones está en el candelero. El creciente número de pensionistas, así como de aquellos que están ya cerca de concluir su vida laboral, lo tienen muy presente. Con un futuro en entredicho, y ante una reforma de las pensiones que parece no llegar nunca -la falta de acuerdo político resulta desesperante para los jubilados-, sólo queda, por ahora, utilizar las reglas actuales del ‘juego’ para optar por el camino más conveniente en cada caso.
Tipos de jubilación
De este modo, conviene recordar en una pincelada que existen diferentes vías para acceder a la paga pública de retiro. Así, la jubilación puede ser anticipada, parcial, activa o flexible (en estas dos últimas puedes trabajar y cobrar la pensión al mismo tiempo) o demorada. A esas modalidades se une la prejubilación, que sobre el papel no existe, pero en la práctica se usa de manera habitual y recurrente; te contamos cómo.
La prejubilación
Aunque quizá te sorprenda, ya que es un concepto que se maneja de forma cotidiana, la prejubilación ni siquiera se encuentra contemplada en la normativa de la Seguridad Social. Se trata, en esencia, de un pacto entre el trabajador que está cerca de la edad de jubilación y la empresa que lo tiene contratado para terminar la relación laboral que ha unido a ambas partes durante un determinado periodo.
Ese acuerdo de prejubilación permite que el asalariado pueda llegar a la edad legal de retiro asegurándose unas fuentes económicas similares -a veces, incluso, iguales- a las que mantenía cuando todavía estaba dentro del mercado laboral. En ese sentido, siempre hay que considerar cuántos ingresos se pierden en el momento de la jubilación.
Cómo funciona la prejubilación
Lo primero es destacar que esta modalidad de retiro tiene carácter voluntario, así que también difiere de la jubilación forzosa, figura que el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado que pretende recuperar próximamente. De hecho, para que te sitúes, la prejubilación es casi siempre ventajosa para el trabajador que está ya cerca de la edad de jubilación, pero que no tiene aún la posibilidad de acceder a otras fórmulas, como la jubilación anticipada.
Uno de los supuestos más frecuentes es que la empresa despida al trabajador un tiempo antes de que le llegue la edad para la jubilación anticipada o la ordinaria. Hasta alcanzar ésta, el empleado recibe, por un lado, la prestación por desempleo a la que tiene derecho y, por otro, una cantidad de la empresa que complemente esa paga pública. En general, el trabajador veterano tiene derecho al máximo de paro, así que ese periodo transitorio puede extenderse hasta 24 meses. Así hasta llegar la edad de retiro que corresponda en cada caso.
En ese sentido, es preciso recordar cómo está la edad de jubilación en España. Pues bien, en cuanto a 2018, queda en 65 años de edad si has cotizado 36 años o más. Si no has llegado a ese mínimo, entonces la edad de jubilación para el ejercicio en curso es de 65 años y seis meses. Desde aquí a 2027 esa edad mínima irá aumentando hasta llegar a los 67 años siempre que no se haya llegado al mencionado periodo mínimo cotizado. Es decir, que la edad de jubilación es ahora progresiva, variable para cada año y será anterior o posterior en función de tu edad y de lo que hayas cotizado.
Otro de los supuestos también frecuentes, y que se intensificó por razones obvias durante la crisis, se da cuando se produce un expediente de regulación de empleo (ERE). Al aplicarse, el empleado percibe una indemnización que le ayuda a compensar la pérdida de ingresos laborales ordinarios para alcanzar la jubilación en unas condiciones económicas parecidas a cuando estaba en activo.
Edad para prejubilarse
Aunque no hay una edad perfectamente definida en la que un trabajador puede prejubilarse, sí hay unos parámetros que vienen dados por los años de cotización de cada cual. De esta manera, la edad que más se asocia a la prejubilación es la de 61 años, es decir, dos años antes de la estipulada para la jubilación anticipada voluntaria. Ello no es óbice para que la empresa y el asalariado lleguen a un acuerdo económico que permita adelantar la prejubilación del segundo incluso a los 55 años si su cotización se lo permite desde punto de vista financiero.
Requisitos para poder acceder a la prejubilación
Del mismo modo, habiendo ciertos límites, sobre todo de cotización, tampoco hay unas condiciones específicas puestas negro sobre blanco en la normativa de la Seguridad Social para acceder a la prejubilación. En ese sentido, el acuerdo entre el empleado y la empresa da un margen de maniobra tan amplio que ninguna otra fórmula de retiro lo tiene.
Quién paga la prejubilación al trabajador
Como ya se ha explicado, el empleado que se prejubila recibe la prestación por desempleo a la que tiene derecho por parte del Estado. A ella se agrega el dinero que le da la empresa para complementar el paro. Con todo, los ingresos más habituales para un empleado prejubilado se sitúan en una horquilla de entre el 60 y el 100% de su último salario mensual. Ello implica que, a diferencia de la inmensa mayoría de personas retiradas, un prejubilado puede llegar a cobrar lo mismo como retirado que como asalariado.
Al importe para complementar el paro puede unirse igualmente una indemnización por despido -que también puede recibirse de forma mensual-, así como ciertos importes derivados del Convenio Especial con la Seguridad Social que suscriben algunas empresas y que permite al empleado cotizar más años para la pensión de jubilación.
Diferencias entre jubilación anticipada y prejubilación
Aunque llegados a este punto seguramente ya te habrás dado cuenta de que prejubilación y retiro anticipado no son lo mismo, cabe mencionar que, mientras la primera es un pacto entre la empresa y el trabajador, como ya te hemos explicado, la jubilación antes de tiempo exige una serie de condiciones legales en cuanto a cotización y edad.
Con todo, si puedes optar a una prejubilación, lo aconsejable en general es que la aceptes. Obviamente, habrá que analizar la letra pequeña, pero de entrada es un camino recomendable. Tan es así, que a día de hoy la prejubilación está considerada como un privilegio. Hasta hace unos años, en especial antes de la crisis, la prejubilación estaba bastante extendida en la gran empresa. Sin embargo, en la actualidad se da menos y queda circunscrita a ciertos sectores, por ejemplo, la banca o las telecomunicaciones. No obstante, ten en cuenta que las empresas no tienen obligación alguna, no ya de aceptar la prejubilación, sino ni siquiera de planteársela a la plantilla. En todo caso, debe tratarse de un pacto aceptado tanto por el trabajador como por el empleador.
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