La reforma de las pensiones está en marcha, la primera parte aprobada por el gobierno sólo necesita la aprobación del congreso los diputados, y la segunda parte de la reforma, probablemente, comience a negociarse antes de que concluya 2021.
Los cambios que está reforma de las pensiones trae consigo son lo suficientemente importantes como para entender que estamos frente un modelo nuevo de prestaciones, que alcanza no sólo a la pensión de jubilación, sino al conjunto de las pensiones contributivas, y de manera lateral también a las no contributivas.
La primera parte de la reforma de las pensiones
La primera parte de la reforma de las pensiones, y aprobada por el gobierno, espera el trámite de la aprobación en el congreso de los diputados. Si la aprobación se produce, lo usual sería que esta parte de la reforma comenzar a aplicarse a partir de enero de 2022.
Las líneas principales de este bloque de reformas en las pensiones públicas, comienzan con el aumento de la edad de jubilación y los años trabajados previamente a la edad ordinaria de retirada profesional. Esta medida, que busca aumentar la longevidad profesional, se complementa con otra medida destinada a penalizar la jubilación anticipada aumentando el porcentaje del coeficiente reductor de penalización. Y, como último complemento, se eliminaría la cláusula de jubilación forzosa al cumplir la edad ordinaria, pudiendo elegir el trabajador continuar en activo sin verse obligado a jubilarse.
Otras medidas son aumentar los incentivos por año más trabajado por encima de la edad ordinaria de jubilación, o la mejora del complemento de maternidad para compensar el periodo no cotizado por maternidad o paternidad (o adopción)
Además de lo anterior, una medida importante es la eliminación del Factor de sostenibilidad cara a la revalorización de las pensiones. El factor de sostenibilidad se elimina y se sustituye por una evolución en función del IPC anual.
En el marco de todo lo anterior, por tanto, nos encontramos con una jubilación a los 67 años (a partir de 2027) que penaliza la jubilación anticipada en mayor medida a lo actual, y que potencia mantener al trabajador por encima de la edad ordinaria en actividad laboral a base de incentivos. Es decir, cotizar más tiempo para mantener en la medida de lo posible una mejor relación entre pensionistas/cotizantes.
La segunda parte de la reforma de las pensiones
La segunda parte de la reforma de las pensiones aun genera entornos especulativos. No se conoce a fondo todo lo que puede conllevar, aunque si hay algunas líneas de trabajo que ya conocemos.
Una de las principales sería aumentar el importe de la pensión máxima. Esto se basaría en permitir el aumento de la cotización a la renta alta, con pensándolo con el aumento del importe máximo de la pensión. En la actualidad, a partir de determinados límites, la pensión ya no puede superar la cantidad máxima, se trata de ampliar esta cantidad.
Otra de las cuestiones, en este caso polémicas, sería aumentar los años necesarios para el cálculo de la base reguladora que permita establecer la pensión. Esto se combinaría con mecanismos que permitan modificar la edad de jubilación en el futuro en función de cómo evoluciona la comparativa entre personas que cotizan y pensionistas.