La pandemia de Coronavirus ha traído un sinfín de desgracias, tanto para nuestro país como para el resto del mundo. No obstante, la situación de tremenda dificultad durante los meses más duros de confinamiento, ha servido para concienciar a los usuarios sobre la importancia del ahorro.
Durante los meses en los que estaba prácticamente prohibido salir del domicilio, a excepción de cortos paseos o para realizar compras de primera necesidad, no fueron pocos los usuarios que comenzaron a ahorrar.
Los sesgos que nos impiden llevar a cabo el ahorro
Y esta acción no resultó tan complicada en ese momento, puesto que el ocio se había quedado completamente parado en nuestro país. Sin bares abiertos, cines o centros comerciales, la gente comenzó a ahorrar considerablemente.
Ahora, aunque la situación no se haya recuperado como se esperaba, puesto que nos encontramos cerca de una tercera oleada de contagios, gran parte de los comercios están abiertos. Esto supone una dificultad para llevar a cabo el ahorro que tan necesario resulta para nuestra economía personal.
Pero es que, además, está demostrado que el ser humano dispone de una serie de sesgos cognitivos que dificultan la tarea del ahorro diario. Para poner remedio a este problema, existe la economía conductual, una rama de la economía que se encarga de estudiar estos sesgos para que podamos entenderlos, analizarlos, y controlarlos.
Por ejemplo, está demostrado que el ahorro que más nos cuesta llevar a cabo, es precisamente el más importante de nuestras vidas: el ahorro para la jubilación. El sesgo que interviene en este caso, es el sesgo del presente, que nos hace restar importancia a este tipo de ahorro porque creemos que tenemos tiempo de sobra para lograr reunir todo el dinero que nos hace falta en el futuro.
También está el prejuicio que nos hace ver el ahorro como un autocastigo que nos impide comprar y aprovechar el dinero de la manera que más nos gustaría. Nada más lejos de la realidad. El ahorro es necesario por muchas razones, una de ellas para tener siempre apoyo financiero en caso de que suceda algún accidente o imprevisto.
Muchos usuarios reconocen no llevar a cabo el ahorro de manera adecuada, simplemente porque el hecho de encontrar un buen producto de ahorro ya les resulta una tarea imposible de realizar. Lo cierto es que hay un mercado muy grande en el que podemos encontrar múltiples productos de ahorro, por lo que no va a ser fácil encontrar el producto ideal en base a nuestras necesidades y situación personal, en poco tiempo.
Para poder dar con un buen producto de ahorro, se requiere tiempo, paciencia, y buen criterio. Es importante informarse acerca de lo que vamos a contratar, de las condiciones que va a tener dicha contratación, y de las consecuencias a nivel económico que nos va a suponer.
El sesgo que se ve implicado en este caso, es el sesgo del status quo. Por medio de este sesgo, el usuario rechaza realizar el ahorro porque no quiere perder lo que tiene, de modo que no va a molestarse en mejorar su situación, o bien va a escoger el camino más cómodo y sencillo posible, una elección que raras veces sale bien.