Uno de los problemas más habituales a la hora de manejar un plan de pensiones es no tener claros conceptos mínimos como pueden ser la rentabilidad, la volatilidad o el riesgo. La web www.jubilaciondefuturo.es explica estos términos de manera muy sencilla para que todo aquel que esté interesado lo tenga claro.
Empezando por los conceptos encontramos el binomio rentabilidad-riesgo, que no se pueden entender el uno sin el otro. La rentabilidad es el beneficio que obtenemos de una inversión y suele expresarse en términos porcentuales. Por su parte, el riesgo, como su propio nombre indica, es la posibilidad de que nuestra inversión no produzca los resultados que esperamos y podamos perder parte del capital invertido o, incluso, todo, pero también que podamos obtener importantes beneficios. Como es lógico pensar en este binomio a igual riesgo, debemos apostar siempre por el que nos produzca mayor rentabilidad, pero en iguales condiciones rentabilidad hay que optar por la inversión con menos riesgo.
La pregunta que cabe hacerse en este caso es ¿qué riesgo puedo asumir como inversionista? Esa es una cuestión muy personal de cada uno. Para saberlo, tenemos que tener en cuenta la tolerancia que tenemos al riesgo y eso es una cuestión muy personal. De esta forma hay inversores que quieren tenerlo todo muy controlado y no quieren sufrir oscilaciones en las mismas y otros que asumen que la oscilación es un territorio común cuando se invierte y pueden soportar periodos en los que su dinero disminuya con la esperanza de que el resultado final será bueno. Además, es obvio que nuestras circunstancias personales también inciden a la hora de invertir. Si te has pasado 30 años ahorrando y te falta poco para jubilarte no querrás arriesgar demasiado en tu inversión, mientras que si todavía eres joven y te propones una meta a 20 años puedes asumir las oscilaciones, todos los riesgos con la esperanza que en dos décadas tu capital se habrá incrementado.
Por otro lado está la volatilidad, que es una variable para cuantificar el riesgo de una inversión. El valor de tu plan puede aumentar o disminuir y cuanto mayor es la volatilidad, mayor es el riesgo. La volatilidad, o en definitiva el riesgo, no tiene por qué ser un elemento negativo. Deberá ser asumido cuando las circunstancias lo aconsejen y en el caso de inversores que lo demanden y, sobre todo, monitorizado y gestionado.
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